El anuncio de Pedro Sánchez de retirar decenas de miles de viviendas del mercado de alquiler turístico preocupa a muchos belgas con segunda residencia. Carl Vorsselmans, CEO de NB-ESTATES, responde y matiza: para quienes poseen una vivienda en la costa, el impacto será limitado siempre que cumplan con las nuevas obligaciones.
El pasado fin de semana, el primer ministro Pedro Sánchez reiteró su intención
de reforzar la lucha contra el alquiler turístico.
El anuncio de retirar más de 54.000 viviendas del mercado generó
gran preocupación entre los belgas que poseen una segunda residencia en España.
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¿Por qué actúa Sánchez?
Como muchos países europeos, España sufre una
escasez de viviendas asequibles, sobre todo en ciudades
como Barcelona, Madrid, Málaga y Sevilla. El gobierno considera que el
alquiler turístico contribuye al problema: eleva los precios
y reduce la oferta para las familias locales. Por eso, Sánchez anunció su
intención de retirar decenas de miles de viviendas para ponerlas a disposición
de los jóvenes hogares españoles.
La reacción de NB-Estates
“Las declaraciones tienen un tinte populista, pero generan mucha preocupación
entre los propietarios”, señala
Carl Vorsselmans, CEO de NB-ESTATES. “Es importante destacar
que la gran mayoría de los belgas no alquilan en zonas urbanas,
sino en urbanizaciones en las costas. Estos barrios fueron
creados para el turismo y no son los lugares donde normalmente quieren vivir
los españoles.”
Según Vorsselmans, fueron precisamente los compradores extranjeros quienes
permitieron que estas urbanizaciones se convirtieran en verdaderos pueblos,
con empleos, infraestructuras e ingresos fiscales. “El gobierno español es
consciente de que esto constituye un motor clave para la economía.”
Lo que deben saber los propietarios belgas
Las normas se han endurecido: ahora es obligatorio disponer de un
número de registro nacional para ofrecer un alojamiento en
alquiler turístico en plataformas como Airbnb o Booking. Este número debe
renovarse cada año y aparecer claramente en los anuncios.
Sin él, las plataformas están obligadas a retirar el anuncio.
También existen requisitos mínimos, como disponer de aire
acondicionado, un botiquín de primeros auxilios y seguros adecuados.
En los edificios en régimen de propiedad horizontal, además, se requiere la
aprobación explícita de 3/5 de los copropietarios.
Los propietarios que cumplan con estas condiciones pueden seguir alquilando
con tranquilidad.
Conclusión
Las palabras de Sánchez suenan duras, pero el
impacto en los propietarios belgas con viviendas en la costa es limitado.
Las medidas se centran principalmente en los mercados urbanos donde la presión
inmobiliaria es mayor. Por lo tanto, quienes estén registrados y cumplan con
las normas no tienen por qué preocuparse.
Vorsselmans concluye: “No será más sencillo, pero quienes alquilen de forma
honesta y transparente seguirán contando con un rendimiento estable y
tranquilidad.”
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